LA LEYENDA DEL HILO ROJO

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             LA LEYENDA DEL HILO ROJO

Siempre he pensado, desde muy temprano en mi vida, que hay historias profundas historias atadas a nosotros que nada ni nadie puede romper. Es el caso de una persona especial que está en mi mida, habiéndose transformado nuestra historia y causar algún dolor, no puedo más que amarlo y todavía hoy busco el hilo rojo para saber como está.

Este hilo lo  conecta el corazón a través de las manos, específicamente por el meñique, no podemos tensarlo para alcanzar al otro porque sino se rompe. Este hilo nos conecta a lo verdadero, lo genuino, lo importante nos conecta a los amores eternos, a los que están atados por historia profundas y que volvemos a revivir cada día.

Todos tenemos a alguien así en nuestras vidas, de hecho, mientras me leías pensabas en esa persona. Afortunadamente nos levantamos todos los días para comenzar otra vez.

La Leyenda del Hilo Rojo

Es una leyenda del Oriente y cuenta que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado a sus dedos. A pesar del tiempo o la distancia permanece constante en la vida de cada uno y lo llevamos a lo largo de nuestras vidas. No importa el tiempo ni la distancia, este hilo puede estirarse pero nunca podrá romperse.

Es así que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos y atarle un hilo rojo a su dedo, un hilo que guarda su futuro y guía a as almas para que nunca se pierdan.

«Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el Emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a la petición y comenzó a seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía productos. Al llegar hasta la campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven Emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el Emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en los brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.

Muchos años después, llegó el momento en que el Emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver la cara de su esposa, la cuál entró al templo con un hermoso vestido y un velo que le cubría la cara totalmente…Al levantárselo , vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente».

Alejandrina Acosta Jaspe.

 

 

 

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